Las praderas de posidonia son ecosistemas ricos y diversos, y si nos fijamos, encontraremos abundante vida. Presenta una estructura muy compleja que aporta muchísima superfice para el desarrollo de la vida: se estima que 1 m2 de posidonia aporta una superficie equivalente a 50 m2 de fondo marino desprovisto de esta planta. Es decir, ¡Un boom de biodiversidad!
La posidonia se convierte en una guardería ideal en la que encuentran refugio multitud de alevines de peces, muchos de ellos de interés pesquero. También podemos observar una rica fauna de especies de invertebrados entre sus rizomas y el propio sedimento, entre otras, las holoturias, las estrellas de mar, erizos, pulpos, las propias nacras, tan amenazadas actualmente, así como multitud de especies de crustáceos. Otros animales encuentran entre las hojas su hábitat ideal, como las salpas, serranos, meros, peces agujas, caballitos de mar, sepias y minúsculos crustáceos formando grandes enjambres. Además, si nos fijamos en la superficie de sus hojas, podemos observar multitud de pequeños animales y algas que viven sobre ellas. En definitiva, un oasis de vida en el que se han llegado a contabilizar por encima de 1.400 especies diferentes.