Igual que la epidermis ocupa la capa superficial de la piel, los “epífitos” son los seres vivos que se fijan en la superficie de las hojas, dándole un aspecto blanquecino y filamentoso a la posidonia.
Si nos fijamos bien, podemos observar pequeñas algas incrustantes y filamentosas que son el alimento de otros organismos necesarios para el equilibrio de la pradera.
La posidonia, a través de sus hojas, tallo y raíces, incorpora a nuestros fondos una enorme cantidad de hábitats que aportan protección y alimento para multitud de otras especies animales y vegetales. Se estima que un m2 de posidonia aporta una superficie equivalente a 50m2 de fondo marino desprovisto de esta planta. Este gran espacio tridimensional ha permitido identificar más de 1.400 especies en su interior.