El siglo XVIII fue una época marcada por el crecimiento demográfico y económico, en el que las familias poderosas o pequeños propietarios agrícolas levantaron estas ermitas. Son sencillas y de dimensiones reducidas, planta rectangular, poseen una estancia añadida (sacristía) en los lados o parte posterior, cubierta de teja a dos aguas y los materiales utilizados son la piedra viva, tosca, cal, yeso y ladrillo.
De las seis ermitas construidas en el s. XVIII, solo San Jerónimo y San Vicente en les Cansalades ha desaparecido. Las otras, con más o menos modificaciones, todavía se mantienen. Son de propiedad privada: San Antonio en Benitzaina, San Hermenegildo y San Martín en Cap Martí, Sant Sebastià en el Rebaldí, Sant Jaume en els Julians.
La única de propiedad municipal es la Ermita del Santo Cristo del Calvario, en la carretera de Denia. La original ermita se construyó en 1770 (s. XVIII), pero a mediados del s. XIX, (1849-1857) sufrió modificaciones dando lugar a la actual ermita. Su fachada es de grandes proporciones, destacando en el conjunto la combinación y superposición de diversas figuras geométricas. Su planta es de cruz griega coronada por una cúpula sobre pechinas cubierta por tejas vidriadas en azul. Acoge la imagen de Jesús Nazareno.